Consecuencia de una lectura: muerte que bien vale un libro

«La vida es todo aquello que te va sucediendo mientras te empeñas de que pase lo contrario, te escucharon decir alguna vez, a ti; si, a ti. Tú que fuiste el inspirador de la idea que “Lucy estaba en el cielo con diamantes, o del descubrimiento elemental de que “Todo lo que se necesita es amor”.

El que más escuchó, pero que menos entendió, si, fue, el que acabaría con tu vida, hace casi 20 años.


Saber, que lo otro más escuchado y si, entendido por éste, fue la obra de DJ Salinger “The Catcher in the Rye” (El guardián entre el Centeno), todavía, sabes, no lo he podido comprender.

“Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adonde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno”, se puede leer allí.

Extraña la personalidad enredada a Holden Caulfield, sabes, un adolescente estadounidense de 16 años, por Jerome David Salinger durante 1951. La obra que a treinta años de su publicación era la segunda más leída en los colegios de Estados Unidos, y la más prohibida, y que hoy se mantiene entre los diez primeros, según la asociación norteamericana de bibliotecas.

Víctor Spielberg Verdejo un joven chileno-estadounidense de 17 años, que tuve alguna vez ocasión de conocer, me dijo “yo llegué a ella por la polémica, no por el colegio. Sin embargo, una vez que la terminé me fue imposible no sentirme identificado con ciertas cosas que allí se dicen. Ahora, para seguirla como modelo de matar a alguien no lo sé, en verdad que no”.

«Y en parte es verdad, aunque sólo en parte. Pero la gente se cree que las cosas tienen que ser verdad del todo, se lee en el libro. Lo cierto es que además de tu muerte hay otros hechos que vendrían tras su lectura, sabes: John Hinckley Jr., por ejemplo, dice que intentó asesinar a Ronald Reagan en 1981 motivado por el libro, lo mismo que Robert John Bardo, quien al igual que el que te dio muerte, lo traía en su bolsillo cuando visitó a Rebecca Schaeffer, el día en que la mató.

Otros como José Luis Jimeno, plantean que este libro más que una oda a la adolescencia, es un relato en torno a un problema psiquiátrico.

Es verdad que la novela cuenta el grito apasionado y desorientado de un chico que entra en la adolescencia dejando una deshabitada niñez y sintiéndose sólo y muy abandonado por las personas que le podrían ayudar en ese trance. Pero desde el punto de vista psiquiátrico, Horden no es un adolescente común. Sallinger cuenta magistralmente el avance de un grave trastorno de la personalidad del chico. Así episodios de hiperactividad con otros episodios de apatía y desesperanza conducen al chico a una situación cada vez más grave y mas peligrosa por la amenaza latente del suicidio. Creo que en este sentido es un caso clínico contado con una hermosa y brillante calidad literaria.

La enfermedad a la cual se hace referencia lleva por nombre personalidad límite, la cual es un padecimiento en el cual la persona realiza acciones impulsivas y tiene un estado de ánimo inestable al igual que relaciones interpersonales caóticas. La causa exacta del trastorno de la personalidad límite se desconoce. La persona que padece este trastorno se comporta de manera impulsiva en áreas que tienen un potencial de auto infligirse daño, como el consumo de drogas, el alcoholismo y otros.

El trastorno de personalidad límite tiene un pronóstico desalentador, se puede leer desde la página de la biblioteca de salud de EE.UU. (www.nlm.nih.gov/), ya que las personas con frecuencia no cumplen con el tratamiento. Mal que mal, “La terapia de grupo puede ayudar a cambiar los comportamientos autodestructivos, porque las personas con esta afección a menudo tienen dificultades con las figuras de autoridad”.

Respecto al autor del condenado libro, sabes, murió hace poco el 27 de enero de este año a la edad de 91 años. Él, también vivía en Nueva York al igual que ocurría con el protagonista de la historia del libro. Influido por Flaubert, Tolstoy, o Kafka, este personaje supo como nadie meterse (y entrometerse) en la mente de los retratados, en que las mentes ágiles y poderosas de hombres perturbados y la capacidad redentora que los niños tienen en las vidas de ellos es uno de los temas principales. Al menos eso decía la perturbadora Wikipedia.

Pero Salinger era inteligente, sabes, una vez declaró: «los sentimientos de anonimato y oscuridad de un escritor constituyen la segunda propiedad más valiosa que le es concedida, en referencia a la gran exposición a la cual fue expuesto luego de publicado este libro.

Como fuere, si, el protagonista del libro tiene razón: “Hay cosas que no deberían cambiar, cosas que uno debería poder meter en una de esas vitrinas de cristal y dejarlas allí tranquilas”. Lo cierto es que esa fría mañana la frase de orfer: “Nueva York es terrible cuando alguien se ríe de noche. La carcajada se oye a millas y millas de distancia y le hace sentirse a uno aún más triste y deprimido”, era como nunca real.

Tal vez por esto todo fue llegando la noche, allí, en The Dakota, Nueva York, ese lunes 8 de diciembre, a eso de las 10:50PM en que con 4 certeros disparos de revólver te sentenciaban a que no podrías ver ni a Sean o al pequeño Julián crecer.

Irónico lo de los disparos, que fuesen 4, justo como tus amigos George, Paul, Ringo y otra vez George (pero esta vez de apellido Martin). Triste que no te pudieses despedir del pequeño Sean, increíble que hasta hoy sigamos algunos pensando como tú, en que “Soñar solos, es un sueño, pero que soñar con alguien más se vuelve una realidad”.

Hasta luego amigo John; “No sé por qué hay que dejar de querer a una persona sólo porque se ha muerto. Sobre todo si era cien veces mejor que los que siguen viviendo”. De cualquier modo, fue hermoso el que en tu último aliento dijeses “Me llamo John Lennon, John Lennon de los Beatles”.


El condenado libro está en otra entrada.

Los Jaivas (1984) obras de Violeta Parra

A veces con tan solo una melodía ya podemos entenderl y apreciarlas todas; a veces, es esa única melodía la mejor experiencia para advertir el resto.

Un piano hermoso; una sinfonía sublime, y que más si la musa no era otra que la gran violeta Parra. Si violeta, esa mujer que golpeaba guitarras y corazones, aquella dama que sabía ser señora: madre de tantos músicos y amiga de tantas artistas.

Escuchen este disco no se arrepentirán, tienen mi palabra, mal que mal el mismo grupo lo considera su trabajo cumbre, y si no creen escuchen esta melodía




LISTADO DE TEMAS
01 - arauco tiene una pena
02 - el guillatún
03 - mañana me voy pa'l norte
04 - y arriba quemando el sol
05 - el gavilán
06 - un río de sangre
07 - run run se fue pa'l norte
08 - en los jardines humanos
09 - violeta ausente
10 - qué pena siente el alma


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