El incendio de Valparaíso saca lo peor la gente, al menos eso pasó con la hija de Salvador Allende

En estos momentos los que tenemos el destino de vivir en Chile, saber de su gente o al menos conocer de sus noticias, vemos en nuestros televisores, radios e internet sumergir todo, pero absolutamente todo frente al incendio que poco a poco va consumiendo gran parte de Valparaíso. La ayuda como era lógico no se dejó esperar, tampoco los reclamos frente a lo inerte del actuar de la clase política. El Congreso Nacional como albergue Quizás una de las medidas más poco efectivas, pero a la vez concluyentes del abismo en que se encuentra el mundo político versus el mundo ciudadano, se dio cuando se solicitó, así sin más, usar la sede del Congreso Nacional como lugar de albergue para las más de 900 familias damnificadas. Grande sería la sorpresa al ver que la presidenta del senado, la honorable Isabel Allende, hija del mandatario Salvador, ícono de la verdad propia, cuando dio un rotundo NO a dicha solicitud. Entre sus palabras para tamaña negativa estaba que en aquel lugar se resguardaban monumentos históricos y que por ello era poco prudente mandar a los ciudadanos que con sus recursos forjaran aquel lugar, a buscar resguardo en sus paredes. La historia dirá que este incendio fue grande, y que como siempre bomberos, junto a la gente que probablemente compra sus rifas -ya que el Estado no es capaz de solventar sus equipos- será sorteado con dolor, pero al fin y tras mucho batallar se logró vencer a la adversidad, pero también dirá que este día la hija del hombre que prometía grandes alamedas abiertas a todos/as, dio un rotundo no, ya que no todos formamos parte de su todo, y es que como se dice en el libro Rebelión en la Granja de George Orwell, “todos somos iguales, pero hay unos más iguales que otros”.