La jornada de ayer es sin duda un día que quedará marcado en el calendario tanto para Irlanda, Ecuador y Chile, quienes derrotaron de forma histórica a Alemania, Argentina y Brasil respectivamente . Para todos aquellos que nacimos a inicios o mediados de los ochenta, hemos sido testigos de más de alguna proeza de lo incierto frente a la verdad incólume del resultado.
Inolvidable el momento en que Marcelo Salas se elevaba más que todos y marcaba el 2-1 frente a Italia, aquella jornada sería para mí la última vez que gritaría un gol; imborrable, así también, cuando en ese mismo mundial de Francia 98 tras ser vapuleados por Brasil 4-1 en octavos, Zamorano se iba abrasado de Ronaldo a camarines, mientras El Matador lloraba inconsolablemente tras el término de su primera y a la postre única experiencia mundialista.
Pero la jornada de ayer fue distinta; de registros, si alguien hablaba de que Chile podría derrotar al siempre y poderoso Brasil no sonaba tan raro: envalentonados por el histórico título en la reciente Copa América los fanáticos y las casas de apuestas locales nos tenían de favoritos, pero a las 20:32 hora local todo aquello quedaba atrás, el pitazo inicial daba inicio a las emociones refundidas en nerviosismo, que sólo pudo volverse alegría luego que a los 71 minutos Eduardo Vargas conectara un tiro libre de Matías Fernández, quien desde la banca cambiaría el ambiente del juego, para que a los 89 minutos Alexis Sánchez consagra quizás su mejor momento tras su destape en Udinese.
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