Alberto Fuguet - Mala Onda (1991) una tradición que traiciona

Este libro del escritor chileno Alberto Fuguet se inscribe en las novelas juveniles de tipo existenciales. Seguidor de Salinger con referencias explícitas a la gran “The Catcher in the Rye” (1950) es un buen relato sobre cómo la dictadura –en este caso la chilena- normaliza todo desde la tragedia, al aburrimiento pasando incluso por el horror. Editada en noviembre de 1991 por Alfaguara, Mala Onda relata la historia de Matías Vicuña un joven de 16 años que cursa el 3° medio instalado en septiembre de 1980 en el período previo al plebiscito en que Pinochet logró instaurar su constitución y proseguir en el poder. A lo largo de sus 335 páginas podemos ser testigos mediante un relato en primera persona de cómo incluso en los barrios acomodados el perfecto orden también hace daño, como incluso unas vacaciones a Río desarman todo lo que queda delante. “La gracia de viajar, pensaba, era justamente volver para recordar lo vivido. Pero ahora era distinto. Era como si no pudiera estar acá. Había algo de miedo, un ruido ausente, como cuando uno de estos milicos dispara un arma vacía; algo de asco, de cansancio, una desconfianza que me estaba haciendo daño, que no me dejaba tranquilo. Pero no era solo eso: era mi familia, quizás; los amigos, la ausencia de minas, la onda, la falta de onda, la mala onda que lo está dominando todo de una manera tan sutil que los hace a todos creer que nada puede estar mejor, sin darse ni cuenta, sin darnos ni cuenta aunque tratemos”. Un sinfín de guiños a la cultura pop chilena de esos años, pero por sobre todo el exceso del acceso a la plata, a la comida, al desamparo, a la cocaína nos va mostrando el esplendor y la caída de Matías, de sus amigos, de su familia; de lo que una vez quiso y de lo que no quiere más. (…) “cuando uno anda drogado mejor dejar las cosas como están. Las dependencias, supongo, son vicios difíciles de quebrar. Siguen y siguen y aunque sean malas y lateras, la sola idea de vivir sin ellas, de quedarse solo y en medio de un vacío, es demasiado fuerte como para optar por lo sano y mandarlo todo a la cresta. Por eso el Nacho me sigue, creo. Y viceversa”. Buena historia si lo que se quiere es darle una vuelta a lo que nos tiene hoy viviendo de un modo y no otro en la sociedad, donde el gran mensaje que nos deja es del rockero ficticio Josh Remsen: “cuando está solo, nunca se siente aislado. Solo se siente aislado cuando está rodeado de gente”. El resto es sólo historia.
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